Corren los ríos por las quebradas abiertas de nuestro cuerpo, de nuestra Patria. El corazón de los cerros baja, como lava convertida en alimento.
Más de siete cuadras de cedros arrasados ¨para anchar la avenida¨ o ¨borrar la memoria¨. A un lado quedaron asomando del cemento los muñones. Exhumé la raíz, la invertí, colmé sus estrías de papas talladas como semillas en piedra de Huamanga, ese alabastro de la zona más trágica de los Andes.
Es también una manera de cohabitar recibiendo de esta geografía imponente las sólidas raíces ancestrales de la cultura andina volcada sobre la costa adonde se ofrendan sus frutos ancestrales.
Carmen Reategui
Villa, 2001