«Aquí sublimadas: hay una pureza casi fúnebre en la acumulación circular de blancos líticos que son también grises. Pero hay también un deseo místico y mesiánico en el fulgor del recubrimiento áureo de un choclo solo (el oro mineral, El Dorado onírico), esencialmente ubicado en la depresión central
de ese vórtice.»
Gustavo Buntinx.