2015 - 2016
POLUCIÓN, inspirada en los detritos de nuestra sociedad que nos llevó a la destrucción de nuestra naturaleza por la ceguera de una ilusión. ILUSIÓN que no nos permitía ver más allá de nuestra propia comodidad.
Es muy sintomático el anuncio de la revista LIFE que apareció en la edición de agosto de 1955, allá cuando tirar y desechar todo lo que estaba sucio estaba de moda. Habíamos llegado a la falta de sensibilidad de los dioses. Tener que cuidar nuestra propia basura se convirtió en una pérdida implacable de nuestro tiempo; deshacerse de nuestros objetos usados era un signo de los tiempos modernos. El plástico había venido a liberarnos.
Ha transcurrido más de medio siglo desde aquel frívolo anuncio y ahora nos enfrentamos a un monstruo in crescendo. El plástico liberador nos tiene a todos amordazados, nuestros mares se han convertido en cloacas y los animales, la fauna y la flora sufren la invasión implacable de los residuos químicos y plásticos.
¿Cómo escapar de ese futuro tanático?
¿SOLUCIÓN?
Carta
Habíamos esperado con tanta expectativa el cadáver del criminal llevado ante la justicia, para poder asistir a la clase magistral de Anatomía del profesor Nicolaes Tulp, por la cual, como es natural, nos había invadido la fascinación y el interés. Aunque en el camino también anidaba allí el miedo y la ansiedad, pero sobre todo, el malestar que pudiera suscitarnos el hecho de descubrir los misterios del cuerpo.
Nuestro salón de clases estaba en sombras y la única luz provenía del cadáver.
Este contraste de iluminación generaba una sensación de muerto viviente y una melancolía que se sumaba a la magia de la solemnidad.
Sin embargo, primaba la mirada unificada, la del triunfo de la ciencia sobre la muerte. Una visión autoritaria de hechos subterráneos que están fuera del alcance de nuestra mirada.
¿Cuál sería nuestra sorpresa al encontrarnos cara a cara con las vísceras expuestas del cuerpo inerte, cuando estaríamos ante ese cúmulo de tejido brillante e informe que brotaba de allí a grandes borbotones?
La lección se suspendió inmediatamente. No éramos capaces de comprender.
Consultando a los más ilustres hombres de ciencia, se encontró una fórmula que tal vez estuviera en correspondencia con este material. Pero incluso estos eminentes científicos no pudieron comprender lo que era.

Después de tantas deliberaciones, terminamos atónitos al considerar que tal vez ese podría ser el futuro de la humanidad.
Sin embargo, ahora primaba otra mirada, la del triunfo de la muerte.
generada por la ciencia.
Países Bajos, 1632