Detente “Vade Retro”;
Entre el símbolo y el ritual, el mito, las costumbres y la Ofrenda
surge la memoria; como el don más efímero de las sociedades.
¿Cómo recordar?, ¿cómo tomar consciencia de los significados?
Mientras nuestra barca siga a la deriva, las amenazas surgen por
doquier.
No obstante, existe una memoria que yace en las profundidades
de ese mar.
Hacia ahí nos dirigimos y construimos la seducción de la
metáfora.
Aquella que nos recuerde y que nos dará sentido.
Buscaremos la raíz Madre,
Aquello con lo que nos identificamos: lo que comemos, lo que
olemos, lo que cantamos, lo que miramos, nuestros referentes y
nuestras manifestaciones sincréticas del culto,
un viento común,
que quizás llamemos
Nación
o sentido de Nación.
Es el Detente en este caso un pequeño exvoto de nuestro culto,
primorosamente bordado, (detente, el corazón de Jesús está
conmigo). Hoy ya en desuso, pero con una huella en el recuerdo,
en esa memoria colectiva a la que llamamos sentido de
pertenencia.
El fondo rojo vibrante, de energía excéntrica y agresiva, recibe
los recortes de la prensa,
que hablan de violencia, de atropellos, de osadías destructivas,
como relatos ya conocidos y repetitivos.
Una barrera azul cian tratando de parar y aguantar esta vorágine
destructiva, tiene sobre ella cuadrados y rectángulos blanco y
negro, es alfabeto morse y dice nuevamente DETENTE.
El terror representado por la gran mariposa manchada que
asoma entre el cúmulo de noticias; un símbolo ominoso en el
ande.
Responde al yaraví recogido por Arguedas en
“Todas las sangres”
“De dónde vienes,
Quién eres,
Mariposa manchada.
No me hieras,
No me traigas el dolor.
Vuélvete, vuélvete, por piedad”
Cap.VIII de “Todas las sangres” de José María Arguedas
Yaraví de Ayacucho
“Un ruego, una ofrenda propiciatoria de redención”.
Una Rosa coronada se yergue entre dorados y los arabescos de
un pasado barroco, son de oro y la resaltan,
a nuestra Santa peruana.
Santa Rosa.
Rosa, ¿cómo te conozco?
aunque el placer de mirarte embalsame mi existencia;
capaz estés lejana para un migrante de necesidades básicas y por
ello, asoma en la base,
la Sarita Colonia,
una vez más, entre arabescos y pan de oro.
Nuestra Santa popular con olor a multitudes y referentes
andinos:
símbolo social de una nueva urbe abarrotada de laberintos y necesidades.
Una guirnalda de rosas y hojas de olivo, pintadas en la base;
nuevamente,
Isabel Flores de Oliva,
la paz añorada adorna a los pies de nuestro
DETENTE.
Carmen Reátegui
Villa
Abril 11, 2024